La violencia machista siempre ha sido un problema de hombres que sufren las mujeres o, como decía Simone de Beauvoir:
“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”
Y el problema de los hombres tiene su origen en el modelo de masculinidad en el que se les socializa. Los niños y hombres son testigos y receptores de violencia a la vez, víctimas de este modelo masculino con enormes exigencias emocionales.
¿En cuántos cuentos los personajes masculinos ejercen violencia sobre las mujeres?
BARBA AZUL
Cosificación y asesinato de sus esposas jóvenes
LOBO DE CAPERUCITA ROJA
Violencia física y sexual
GATO DE RATITA PRESUMIDA
Asesinato de su esposa
REY SHARIAR DE LAS MIL Y UNA NOCHES
Asesinato de sus esposas jóvenes
Respiramos la cultura patriarcal y en contadas ocasiones la sociedad ofrece alternativas a este modelo, es decir, nuevos referentes masculinos. En consecuencia, faltan herramientas para avanzar hacia una cultura más igualitaria que cuestione la transmisión de valores y creencias sexistas que promueve la cultura de la violencia. Por este motivo, es absolutamente necesaria una revisión crítica del modelo dominante de masculinidad y de las consecuencias negativas que para ellos implica:“Ellos no fabricaron de la nada esa armadura cuando tenían cinco o siete o doce o incluso dieciséis años e intentaban fervientemente que les encajara. Actúan de una cierta manera no solo para obtener recompensas, sino por un verdadero miedo e inseguridad”. (Michael Kaufman)
Es fundamental dejar de reforzar el modelo masculino hegemónico, como pueden ser algunos cuentos o juguetes infantiles. O, en todo caso, es necesario trabajar y fomentar el leer estas historias con una mirada más crítica y transformadora, que ayude a dar la vuelta a situaciones discriminatorias y a personajes estereotipados para crear nuevos referentes y modelos de masculinidad positivos. La masculinidad se aprende, y la actitud de estos personaje es un aprendizaje más.
El grado de identificación con el modelo masculino hegemónico es tan elevado y aparece de forma tan inconsciente que la percepción de qué es violencia de género y qué no lo es queda desvirtuado. La violencia está en todas partes, llena de estímulos y de actos violentos, como puede ser una pelea a la hora del recreo, excusándola porque es “cosa de chicos”: el dominio y el control del patio, una agresión verbal en el aula, un videojuego por la tarde o una película por la noche. La naturalización de la desigualdad y el desequilibrio allana el camino a la violencia, pero, a la vez, la amenaza de la violencia mantiene esta desigualdad.
Barba Azul es uno de los protagonistas del nuevo vídeo de Cambia el cuento.
¿Conocéis su historia?
Cuenta la historia de un hombre varias veces casado y viudo, cuando su mujer descubre que oculta en una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas.
Erase una vez un hombre que tenía hermosas casas en la ciudad y en el campo, vajilla de oro y plata, muebles tapizado de brocado y carrozas completamente doradas, pero, por desgracia, aquel hombre tenía la Barba azul: aquello le hacía tan feo y tan terrible, que no había mujer ni joven que no huyera de él.
Una de sus vecinas tenía dos hijas sumamente hermosas. Él le pidió una en matrimonio, y dejó a su elección que le diera la que quisiera. Ninguna de las dos quería (…) pues no se sentían capaces de tomar un hombre que tuviera la barba azul. Lo que tampoco les gustaba era que se había casado ya con varias mujeres y no se sabía qué había sido de ellas.
(…) la menor empezó a parecerle que el dueño de la casa ya no tenía la barba tan azul y que era un hombre muy cortés y bencriado. De vuelta a la ciudad, se concluyó la boda.
Al cabo de un mes Barba azul dijo a su mujer que se veía obligado a emprender un viaje (….) por un asunto de mucha importancia.
-Esta es la llave maestra de todos los apartamentos. Abrid todo, andad por donde queráis, pero os prohíbo entrar en ese pequeño gabinete, y os lo prohíbo de tal suerte que, si llegáis a abrirlo, no habrá nada que no podáis esperar de mi cólera.
(…)
Al llegar a la puerta del gabinete, se detuvo un rato, pensando en la prohibición que su marido le había hecho, y considerando que podría sucederle alguna desgracia por ser desobediente, pero la tentación era tan fuerte, que no pudo resistirla: cogió la llavecita y abrió temblando la puerta del gabinete.
Al principio no vio nada, porque las ventanas estaban cerradas; después de algunos momentos empezó a ver que el suelo estaba completamente cubierto de sangre coagulada, y que en la sangre se reflejaban los cuerpos de varias mujeres muertas y sujetas a lo largo de las paredes (eran todas las mujeres con las que Barba azul se había casado y que había degollado una tras otra).